El Ejecutivo ecuatoriano, encabezado por el presidente Daniel Noboa, se encuentra en un punto de inflexión tras el «No» mayoritario en la reciente consulta popular y referendo. Aunque el mandatario ha mantenido un bajo perfil, el Gobierno busca un cambio de rumbo y ha comenzado a abrir la puerta al diálogo nacional.
🗣️ La Nueva Cara del Diálogo: Nataly Morillo
La estrategia de acercamiento parece recaer en la recién nombrada Ministra de Gobierno, Nataly Morillo, quien asume un papel clave como posible vocera presidencial. En su primera aparición pública, Morillo reconoció que el país «exige» diálogo, pero de inmediato estableció una línea roja:
🛑 «No dialogaremos con personas procesadas por la justicia, ni con delincuentes.»
🧭 Un Gobierno Poco Acostumbrado al Consenso
El reto es significativo. El diálogo no ha sido una fortaleza del Gobierno, que en sus dos años de gestión ha acumulado pocos aliados y ha sido criticado por reducir los espacios de consenso.
- Aislamiento Legislativo: El oficialismo, tras consolidar su mayoría, aisló a la principal bancada de oposición, la Revolución Ciudadana, bloqueándole espacios de poder.
- Pugnas Locales: Existen tensiones directas con autoridades locales, incluidos los alcaldes de las ciudades más grandes.
- Agenda Cerrada: La agenda presidencial en Carondelet ha priorizado encuentros con representantes extranjeros y sectores empresariales afines, dejando fuera a líderes sociales y de la sociedad civil.
🤔 ¿Quiénes Serán las Contrapartes?
Si bien el Ejecutivo afirma querer dialogar, el escenario político ecuatoriano presenta un desafío: la debilidad de las contrapartes.
La mayoría de partidos y movimientos nacionales enfrentan serios problemas internos:
- Desgaste de Liderazgos: La falta de renovación y la pérdida de credibilidad han afectado a las organizaciones.
- Supervivencia Electoral: Agrupaciones como SUMA, ID, Creo, Construye, Unidad Popular, y otras, concentran sus esfuerzos en sobrevivir elección tras elección, con poca o nula visibilidad de sus dirigentes nacionales.
El panorama es claro: El Gobierno busca tender puentes, pero tendrá que sortear tanto sus propias limitaciones históricas para el consenso como la fragilidad de las organizaciones políticas para encontrar interlocutores válidos que permitan discutir los cambios que el país necesita.
¿Crees que el Gobierno de Noboa logrará un verdadero diálogo nacional bajo estas condiciones? ¡Déjanos tu opinión!
